¿Deberian Prohibir el aborto?

¿El niño no nacido es un ser humano?

Incluso las leyes que liberalizan el aborto empiezan por proclamar el carácter humano del ser que, no obstante, ellas mismas autorizan a matar en ciertos casos. El articulo 1 de la ley Veil-Pelletier de Francia es de una incoherencia típica a este respecto: «La ley garantiza el respeto de todo ser humano desde el inicio de la vida. No se podrá atentar a este principio más que en caso de necesidad según las condiciones definidas por la presente ley». Este procedimiento es a veces llamado «táctica de la derogación»: se enuncia un principio indiscutible para de inmediato enumerar condiciones o circunstancias en que la ley define que no se aplique. Este procedimiento se encuentra regularmente en los proyectos y propuestas de ley concernientes a la eutanasia.
En el caso del niño concebido, es precisamente porque es un ser humano por lo que quiere impedírsele nacer. Se sabe que el ser que se anuncia será pronto un bebé, después un adolescente y un adulto. Es porque promete ser un bebé, un adolescente, un adulto por lo que se le suprime.

¿Por qué ciertos partidarios del aborto han puesto en duda el carácter humano del niño no nacido?

Los hombres han puesto en duda el carácter humano de ciertos seres cada vez que han buscado argumentos para explotar a sus semejantes o para exterminarlos.
En la Antigüedad, los esclavos estaban considerados como cosas y los bárbaros como hombres de segunda categoría. En el siglo XVI algunos conquistadores veían en los indios a "bestias con apariencia humana". Los nazis consideraban que ciertos hombres eran "no hombres", Unmenshen. A estas clasificaciones arbitrarias, dictadas por los amos, correspondían discriminaciones reales y éstas, a su vez, "legitimaban" la explotación o la exterminación.

¿Los progresos de la biología permiten poner en duda el carácter humano del niño antes de su nacimiento?

En medicina veterinaria nadie se pregunta si un embrión de perro está animado por una vida felina, ovina o bovina.
El producto de la procreación humana es un ser humano. El carácter humano del embrión, resultado del encuentro de un hombre y una mujer, ha sido puesto en discusión solo por aquéllos que querían fabricarse premisas para "justificar" el aborto o los experimentos sobre embriones.
Por otro lado es significativo y revelador que algunos partidarios de la "probeta" se digan moralmente preocupados por la suerte de embriones que permanecen en vitro y no trasplantados en vivo.

¿Se justifica el aborto cuando el niño que se espera no es deseado?

a) No se dispone de ningún criterio para decir si un niño deseado será feliz o si un niño no deseado será mal querido o desdichado. No faltan niños imprevistos que son bien queridos; hay niños deseados que son desdichados. Los verdugos de niños desean tener hijos.
Más aún, hay que hacer notar que, incluso si ha sido deseado, el niño que sobreviene hace siempre correr un riesgo, e incluso innumerables riesgos, a sus padres y a la sociedad. Tampoco hay que olvidar que un niño deseado antes de su nacimiento puede ser percibido como indeseable una vez que ha nacido, ya sea a causa de su evolución (delincuencia por ejemplo), ya sea a causa de la evolución de sus padres (desavenencia por ejemplo). Se impone, pues, una educación para la acogida de la vida.
b) Agreguemos además que en algunos meses de embarazo la sicología de la madre pasa casi siempre de la contrariedad a la aceptación y de la aceptación al amor. El deseo de un hijo no termina en el estadio en que toma forma al inicio del embarazo; este deseo progresa, madura. Probablemente no todos nosotros fuimos deseados; sin embargo, estamos seguros de haber sido acogidos.
Por otro lado, la estructura natural de acogida, para el niño, es la pareja unida, en la cual dos seres humanos constituyen una familia, es decir, forman un proyecto que comprende duración, fidelidad, confianza, para enfrentar juntos lo imprevisto. Debe desarrollarse un clima favorable a la acogida en la sociedad actual, en la que a menudo se disuade a la pareja de proyectar y de procrear, o incluso se culpabiliza a quienes tienen hijos.

¿No es acaso el hijo deseado el fruto de la paternidad responsable?

La única paternidad digna del hombre es la paternidad responsable. Eso nadie lo niega. Se impone, pues, cierta planificación a todas las parejas. Pero, ¿qué significa esta planificación? ¿Se trata de dominar totalmente la fecundidad por todas los medios: anticoncepción radical, aborto de «recuperación», esterilización, eutanasia de niños minusválidos?
De hecho, si se admite que pueden eliminarse todos los indeseables, la sociedad humana se destruye. Si no se admite la presencia de los demás con sus diferencias, la vida en sociedad se vuelve infernal, según la definición de Sartre: «El infierno son los otros». (Huis clos).

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